Nombre completo: Fela
Edad: 19
Ocupación: Trabaja en la Factoría/ ayuda en el archivo
Rango: Re'lar
Familiares: dos hermanos menores
Nivel de Intelecto: Medio
Personalidad:
Es una joven callada y solitaria, no suele relacionarse ya que es muy tímida pero trata a las personas de manera agradecida.
Rasgos más destacados:
-Es una persona muy autónoma, no necesita ayuda de nadie.
-El silencio le parece la mejor melodía.
Apariencia física: {descripción + spoiler}:
Es una joven de delgadez extrema, su pálida piel se ciñe mucho a sus finos huesos y formas, su pelo es largo y ligeramente ondulado, es de un color castaño claro, y cae normalmente algo despeina por encima de sus hombros. Sus rasgos son finos, y se ven destacados por unos ojos azules, que se ven destacados, por una sombra negra que suele llevar alrededor de los ojos.
- IMAGEN:
Miedos:
De la extrema soledad.
Odios:
Las interrupciones.
Gustos:
Adora divertirse, aunque a su manera...
Manías + gestos:
Cuando habla prefiere no mirar a los ojos, piensa que de esa forma pueden leerla tal y como es, haciéndola sentir indefensa.
Otros datos importantes:
Nunca jamás se ha enamorado, no cree en el amor, ni en que la felicidad exista.
Historia {mínimo 6 líneas}:
Nació en Vintas en el ámbito de una familia adinerada, junto a sus dos hermanos. Fela, siempre fue una niña muy trabajadora, pero todo en solitario, aunque compartía todo, tampoco era orgullosa, pero si con su inteligencia, aunque eso sí que se lo guardaba para ella misma, la encantaba disfrutar de sus logros, del descubrir de sus metas, y sobre todo, de llegar y romper sus propios límites. Cuando alcanzó la edad adecuada, fue enviada a la Universidad, donde se encontró con Ambrose, un niño que insistía desde que eran pequeños en que hablasen jugasen juntos y hacer las cosas que hacían los niños normales, pero, daba la casualidad, que a Fela ese tipo de cosas la aburrían, ella era diferente y Ambrose un pesado, por lo que trataba de omitirle y no hacerle caso, en muchas ocasiones lo lograba y lo logra pero en otras, Fela no es capaz ni de escuchar sus propios pensamientos.
Prueba de rol:
Era una tarde normal, como los otras, yo acababa de salir de la factoría, cosa que me encantaba pero ambicionaba algo más, de echo prefería estar allí que en casa, estar en casa era aburrido era como si me metiesen en una urna de cristal totalmente sellada de la que no pudiese salir, aquella sensación me invadía cada vez que cruzaba el umbral de la puerta, desde ahí todo dentro de aquella caja de pino, me pareció amargo e insípido.
Todo a mi alrededor estaba bañado por ese color anaranjado que da el sol normalmente en los atardeceres, las copas de los árboles, sin hojas se ven en el suelo alargados, y oscuros, mientras tanto los animales se van refugiando poco a poco. Un poco más adelante logro divisar a una mujer, por sus vestimentas y por el lugar parece ser una prostituta, lo mejor sería que me alejase por el bosque, pero...tal vez algo de emoción. No solía hacer este tipo de cosas pero aun así continúe caminando hasta llegar a escasos metros de ella, entonces fue cuando su voz resonó a añejo, experiencia y soledad, me ofrecía algún tipo de servicio, quería dinero, y le daba igual como conseguirlo, entonces fue cuando mi conciencia me recordó que no era bueno excederse de las confianzas que me daba el riesgo por lo que mis piernas actuaron rápido, haciéndome correr metros lejos del lugar. Cuando me di cuenta de que seguía corriendo me detuve en seco, y apoyé mis manos sobre mis rodillas las cuales estaban ligeramente flexionadas. Con la respiración entre cortada, una sensación de jubilo estalló en mi, haciéndome reír de manera incontrolada, a veces era bueno una dosis de adrenalina, pero para mi…muy de vez en cuando, pero muy intensas.
El resto del camino, hasta casa fue corto, y fue cuando pensé, que tal vez hoy pensaría de otra manera al estar encerrada en casa, por lo que me adentré en el lugar cerrando con llave la puerta tras de mí, subí hasta el primer piso y me dejé caer sobre en cómodo colchón, allí entre los recuerdos y el olor de la noche, el sueño me fue tomando entre sus brazos acunándome hasta que me dormí profundamente